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La necesidad de tener calidad del aire interior en los edificios está fuera de toda duda.
El aire que circula por los conductos de aireación de un edificio (impulsión y retorno), son portadores de contaminantes (hongos, polen, residuos, bacterias, etc.) que se depositan en los mismos. Un alto porcentaje (65% – 75%), de la suciedad formada en dichos lugares es de origen orgánico, convirtiéndose en un caldo de cultivo ideal de hongos y levaduras por estar expuestos a una humedad y temperaturas estables y en lugares privados de luz.
Las diversas repercusiones que causa esta situación se centran básicamente en problemas de salud de las personas que respiran el aire que transita a través de dichos conductos.
La solución al problema pasa por la eliminación de este tipo de residuos mediante una profunda acción de limpieza para conseguir que el aire que sale a través de los difusores sea totalmente sano y limpio.
La limpieza se efectuará utilizando un sistema robotizado y controlado por video, que consiste en introducir en el interior del conducto, unos cepillos que rotando realizan la labor de limpieza desprendiendo toda la suciedad, que es a su vez aspirada mediante un colector de aspiración. Esta acción garantiza el total desprendimiento y eliminación de la suciedad adherida en la parte interior de los conductos, que es conducida y depositada en los aspiradores.